lunes, 21 de mayo de 2012

Diario EL COMERCIO, lunes 21 de mayo del 2012



          Las áreas más sensibles del Hospital San Francisco todavía no funcionan

El día en que se inauguró el Hospital San Francisco de Quito hubo tarima, show musical y el presidente Rafael Correa estrenó el helipuerto. El acto multitudinario del 5 de diciembre pasado, en vísperas de las fiestas de la capital, incluso, obligó a la Policía a cerrar las calles aledañas del sector de Carcelén, en el extremo norte

Cinco meses han pasado desde este acto, que le costó al Instituto Ecuatoriano de Seguridad Social (IESS) USD 60 000. Hoy la casa de salud, pensada para atender a 4 000 pacientes diarios, luce áreas de hospitalización semivacías y un profundo silencio desentona con el bullicio característico de esas unidades de salud

La campaña publicitaria de este centro de atención de mediana complejidad (segundo nivel), que asciende a USD 260 000, también desconcierta a afiliados y jubilados. La razón: partos, cuidados intensivos y urgencias- áreas claves- no están operando, mientras hospitalización y cirugía empezaron con intervenciones de pequeña complejidad

Por pisos relucientes y paredes color durazno, los pacientes se dirigen básicamente a consulta externa y diagnóstico (laboratorio, farmacia, imagen o rayos x y endoscopía). Estas áreas se abrieron progresivamente desde diciembre pasado. En consulta externa se atendió a 12 064 pacientes, en abril pasado, frente a los 873 atendidos en diciembre 2011

En las salas de hospitalización, ubicadas del segundo al cuarto piso, el jueves pasado, estuvieron ocupadas 22 de 128 camas.

La sala de partos y neonatología, en el primer piso, luce abandonada. Junto a esta área está cirugía, en donde se han realizado intervenciones, que no requieren más de un día de hospitalización.

Esto obligó a que algunos médicos y enfermeras fueran reubicados a otros centros de salud, mientras se abre todo el hospital, que hoy atiende de 07:00 a 15:00.

La previsión de las autoridades del IESS era que esta casa de salud bajara en un 40% la demanda de emergencias, hospitalización y consulta externa del Hospital Carlos Andrade Marín y los dispensarios de Cotocollao y el Batán, del norte de Quito. El jueves pasado, Francisca Cumbal no pudo hallar una camilla para su madre, quien sufre diabetes en Urgencias del Andrade Marín. “Se desestabilizó y necesitó suero. Como no había camilla lo recibió en una silla de plástico; terrible, hay demasiada gente”.

Raúl Secaira, director del Seguro de Salud Individual y Familiar del IESS, sostiene que la puesta en operación del San Francisco es compleja. “Se debe comprobar el funcionamiento adecuado de los equipos, de tecnología avanzada, en diversos momentos”.

Pero Miguel Noblejas, de la empresa Makiber, que se hizo cargo de la administración del hospital, en un oficio del 7 de marzo pasado, explicó que “varios servicios no pueden comenzar por falta de equipos e infraestructuras que no estuvieron contempladas en el diseño del hospital”. Entre las obras están: manejo de residuos, tratamiento de agua, tomas de gases para consulta en neumología y cardiología, tomas corriente, etc. La falta de equipos -añadió- se evidencia, entre otras, en las áreas de otorrino y hemoteca. Esta última es necesaria para los depósitos de sangre y plasma para intervenciones, como partos. El oficio también señala la falta de insumos.

En otra comunicación del 27 de marzo 2011, Noblejas dijo que estas necesidades “que no constan con un presupuesto asignado” suman USD 8,7 millones. Otros dos problemas pendientes son la contratación del servicio de nutrición y el retraso de sueldos a personal de limpieza, hasta que se adjudique, por concurso, el servicio. Actualmente hay cátering para pacientes hospitalizados y médicos de turno. El resto del personal debe comer afuera.

Según Secaira, esta semana se aprobarán los pliegos para contratar estos servicios. No se podían adjudicar antes porque “no había pacientes”. Ipatia Ruano llevó a su padre, que vive en Carchi, a consulta externa de este hospital el jueves pasado. “Es más descongestionado que el Andrade Marín, pero solo hay consulta”.

Secaira no dará paso a las peticiones de cambios en infraestructura y equipos, pues cree que se trata de “visiones distintas”, entre el contratista y las autoridades del IESS y el hospital no es de alta complejidad. Añadió que el monto de USD 8,7 millones no corresponde a la realidad. “El equipamiento fue comprado para que funcione como primera etapa y hay equipos en virtud de las necesidades del hospital”. Y aseguró que hay suficientes insumos.

Fabricio Moncayo, asesor de Ramiro González, titular del Consejo Directivo del IESS, reconoció que hay “pequeños errores” en la construcción, no imputables a la contratista sino al diseño, pero “no puede decirse que por esto el hospital no funciona”. Hoy está prevista la apertura de hospitalización con 50 camas y se recibirán pacientes de ginecología, medicina interna, cirugía... La sala de partos, cuidados intensivos y urgencias, que será la última en funcionar, no abrirán hasta que opere la hemoteca (banco de sangre y plasma) y se termine de validar procesos. En dos meses tendrán 60 camas más.

‘La atención es buena, pero el problema es sacar una cita’ Victoria Ushiña, afiliada. La atención en el Hospital San Francisco fue muy buena. Le hice atender a mi hijo, el único problema fue sacar cita. Esperé porque era para el control médico, pero cuando mi hijo se enferma prefiero ir a un médico privado. La otra vez mi hijo se enfermó y me fui a emergencias del Andrade Marín, de ahí me mandaron a la Clínica Pichincha. Lo bueno del San Francisco es que está cerca de mi casa, porque la última vez me dieron la cita muy lejos, en el dispensario de San Juan, en el centro.

‘Emergencia del Andrade Marín está llena y hay que esperar’ Rubiela Benavides, afiliada. Llegué a emergencias del Hospital Andrade Marín con dolor de estómago desde Machachi porque ahí no me atendían. Tuve que coger un turno, cuando deben atender inmediatamente. Yo habría preferido que mi esposo me lleve a otro hospital porque ya no aguantaba el dolor. Hay demasiada gente. Me tocó el turno 23 y tuve que esperar. Luego nos mandaron a sacar copias de la cédula, no sé para qué tanto trámite. Esto ocasiona que se demore aún más la atención médica.

‘Tengo desfases en los controles natales por la falta de citas’ Gladys Pallo, afiliada. Estoy embarazada y me hago los controles en el Hospital Andrade Marín. La atención es buena, pero el problema es coger turnos por la cantidad de gente que hay. Eso sí es una tortura. Se demoran en darme citas para los controles natales y por eso he tenido desfases en los controles médicos, primero tenía el 8 de cada mes, luego el 15 y ahora el 22. Tengo 29 semanas, pero a las 28 semanas debían hacerme un eco para saber cómo está el bebé, pero no me dan cita. Tengo que esperar.