Madre y Niño, 1921
lunes, 8 de abril de 2013
Elogio de la píldora
Por Gonzalo Maldonado Albán
Diario EL
COMERCIO, Domingo 07 de Abril del 2013.
Es, en primer lugar, una medida valiente porque
contradice la creencia pseudo-científica -tan arraigada en nuestro país- que
asegura que esas pastillas son abortivas. Y es más valiente aún porque desoye
los prejuicios moralistas de quienes dicen que el consumo de esas grageas sólo
promoverá un comportamiento licencioso en la sociedad ecuatoriana.
Desde el punto de vista médico, el embarazo se produce cuando un óvulo fecundado por un espermatozoide se implanta en el útero de una mujer. Las PDD no son abortivas porque no tienen efecto alguno sobre un óvulo implantado y, por tanto, no interrumpen o malogran un embarazo. Lo que hacen las PDD es evitar que se produzca un embarazo, es decir, impiden que el óvulo fecundado llegue al útero.
Hay quienes dicen que impedir que un óvulo fecundado se implante en el útero de
una mujer ya es un acto abortivo. Aquellas personas tienen derecho a pensar
así, pero no deben perder de vista que bajo aquella lógica todos los métodos
anticonceptivos serán abortivos porque todos ellos pueden impedir que el óvulo
fecundado llegue al útero. (Incluso el método natural de 'el ritmo' sería
abortivo porque el cuerpo de la mujer elimina espontáneamente cerca de la mitad
de sus óvulos fecundados).
Distribuir gratuitamente PDD también es una decisión
correcta porque evitará que miles de mujeres de escasos ingresos y poca
educación sean condenadas a la pobreza y al repudio social porque se quedaron
embarazadas sin proponérselo. Todos los años, chicas de entre 15 y 20 años dan
a luz sin tener las condiciones económicas necesarias para mantener a sus
hijos. Aquellas mujeres deben renunciar a toda posibilidad de educarse y
aceptar cualquier trabajo -por mal remunerado o físicamente extenuante que sea-
para contribuir a la manutención de su nueva familia.
Madres solteras en su
inmensa mayoría, estas chicas también deben luchar contra el prejuicio social.
Como tuvieron hijos sin casarse y como no consiguen marido, muchos las tachan
de 'mujeres fáciles', de débil catadura moral. Si ellas no encuentran cobijo en
su familia extendida -conformada por padres, hermanos, tíos, etc.- corren el
riesgo de convertirse en unas parias sociales que acarrearán heridas
sicológicas y emocionales por toda su vida.
¿La
'Píldora del día después' nos hará más promiscuos y lascivos? Lo dudo mucho. Seguramente
evitará el sofoco de alguna pareja de novios o amantes que no tomaron las
precauciones debidas a la hora del amor. Pero de ahí a asegurar que una
pastillita de colores cambiará drásticamente nuestra conducta sexual es
totalmente absurdo.
Suscribirse a:
Entradas (Atom)